viernes, 29 de marzo de 2013

Comprar comida y cocinarla= Catarsis pura

Aquí estoy yo, tengo 30 años y en diciembre pensé que mi vida estaba "resuelta". Tenía el trabajo, el departamento y el "futuro brillante", me faltaba el chico... y me sigue faltando, pero esa es otra historia. Pasaron 3 meses y mi plan a mediano plazo ya estaba en forma, solo me faltaba un poco de motivación y decidí entrar a estudiar critica gastronómica, pensé que un mes más e iba a estar totalmente adaptaba al ambiente de la cocina. Me costó mucho la verdad, por muchas razones circunstanciales, por predisposición o lo que sea, el pasado viernes fue mi ultimo día de trabajo.

Y no es algo malo. No tenía tiempo para nada que no fuera dormir y levantarme de vuelta a ir a trabajar. Prácticamente no tenía vida y me estaba enfermando. Sin embargo, no niego que me sentí decepcionada de mi misma, quería haber poder tenido la suficiente fortaleza para ser un macho más y mandarlos a todos al carajo con una mirada, ¡pero nooo! No puedo negar la cruz de mi parroquia y soy una consentida que tiene problemas para enfrentar el conflicto y se queda callada antes de buscar un momento incomodo. Eso si, aprendí bastante y lo bueno también fue mucho.

Finalmente, reventé y me enfermé; una migraña de tres días y un ataque de ansiedad que resolví "artesanalmente" con tés de tilo y capítulos de "How I Met Your Mother". Al menos me quedan las clases y las posibilidades de echar a andar mis propios emprendimientos. Se que debería preocuparme más por conseguir un nuevo trabajo, pero en lo único que pienso ahora es en cocinar sin presiones, lo que yo quiero y a mi manera.

Así que estos días he sido visitante asidua del barrio chino. Todos los días voy a comprar algo;  voy, comparo precios, tomo te cha, compro te orgánico, busco pescado fresco, reniego por las filas y la gente que sigue insistiendo pagar con tarjeta, aun cuando hay letreros enormes en todos los supermercados que dicen que solo aceptan efectivo; me equivoco comprando cosas incomibles y mientras hago todo esto me imagino preparando suculentas comidas a amigos inexistentes (los míos siempre están muy ocupados en sus trabajos o cocinando en sus trabajos, según sea el caso).

Como toda mujer, me encanta comprar. Como buena excepción, no desfallezco ante los zapatos y los bolsos. Mi debilidad es comprar cosas de comer, saber cual es la piña mas dulce con solo olerlas, o tocar las cebollas para saber por su textura cuales están bien y cuales están pasadas; mirar los ojos del pescado y saber si es fresco o lleva días de más. Involucrar estos sentidos para comprar ingredientes que se van a transformar en una nueva comida y en el proceso usar el oído, oír el arroz cuando pide que le baje el fuego o la sartén anunciando que esta lista para recibir la carne, probar para corroborar si es la sazón que estaba buscando o necesita un toquecito de algo y dejar actuar el sexto sentido para encontrar ese sabor que podría llegar a ser *umami.

Necesitaba reencontrarme con mi pasión por la comida y como no hay mal que por bien no venga, estoy aprovechando estos días para jugar a la alquimista y transformar ingredientes en comidas. Dicen que las penas con pan son menos. A mi, definitivamente cocinar me lleva a ver el mejor lado de las cosas.

*Umami /uːˈmɑːmi/, vocablo que significa sabor gustoso, es uno de los cinco sabores básicos junto con el dulce, ácido, amargo y salado. La palabra umami proviene del idioma japonés (うま味) y significa "sabor agradable, gustoso".6  De la cual es rico en proteínas y presente en salsas de la cocina oriental como la salsa de soja. Esta palabra fue elegida por el profesor Kikunae Ikeda y proviene de la la combinación de los términos umai  (うまい) "delicioso" y mi  (味) "sabor" Los caracteres chinos incluidos los kanji 旨味 que se refieren al umami se usan en un sentido más general, cuando un alimento en particular es delicioso. http://es.wikipedia.org/wiki/Sabor_umami#cite_note-1